El vinilo está viviendo un resurgimiento que llevábamos décadas sin experimentar. Es un formato que ha pasado desde la casi extinción a convertirse en la gran estrella del formato físico. Muchos cantantes sacan sus trabajos directamente en vinilo y las discográficas reeditan discos clásicos para que puedan escucharse en el tocadiscos. El formato no solo ha salvado a las pequeñas tiendas de discos, sino que las grandes compañías también apuestan por él.
Los datos hablan por sí solos, y demuestran que el vinilo ha dado el sorpasso definitivo al CD. Por primera vez en España desde del año 1991 (hace 31 años) se venden más discos de vinilo que cedés: un 54% frente a un 44%, gracias a un aumento del 25,6% de los primeros. En realidad, es una tendencia que se venía observando desde hace tiempo en el resto del mundo, y por primera vez, podemos verlo en nuestro país.
Este llamativo hecho se extrae del informe semestral sobre las ventas de música en España de Promusicae. En esta primera mitad del año los españoles dedicaron 191,5 millones de euros al consumo de música, tanto en formatos digitales como en la compra de soportes físicos, lo que supone un 12,4% más respecto al mismo periodo en 2021.
El crecimiento constante del vinilo se explica entre otras cosas, por haberse convertido en un fetiche romántico para coleccionistas. Cada vez son más los melómanos que quieren tener sus discos favoritos en este formato y disfrutarlos en su tocadiscos. Esta tendencia se hace aún más palpable al comparar esos datos con los de hace 10 años: en 2013 se vendieron en España apenas 140.000 ejemplares.
Desde la irrupción a principios del siglo XXI de la piratería a pie de calle y sobre todo de las descargas ilegales con internet, la historia para el CD ha sido completamente la contraria: en 2001 se despacharon casi 79 millones de unidades; en 2021, 4,4 millones.
Sin embargo, Promusicae se alerta de que el futuro de esta parte de la industria es "especialmente preocupante", no solo por los ritmos de ventas, sino porque ahora "se enfrenta a una escalada de precios de las materias primas y de los costes de distribución que se va a cebar en este nicho de mercado".
Los melómanos que prefieren la música en formato físico se van decantando cada vez más por el vinilo, mientras que el CD quedará convertido en un objeto de coleccionista como ocurrió con las cintas de cassette.